Al ser la isla más grande y sofisticada de las Baleares, la soleada Mallorca no es ajena a los visitantes. Sin embargo, los que busquen una escapada más tranquila deberían considerar aventurarse más allá de los complejos turísticos y descubrir la verdadera Mallorca, donde se encuentran encantadores pueblos con encanto local y edificios revestidos de flores ocres.
Aquí tienes una lista con los pueblos más bonitos de Mallorca. Algunos destacan por sus magníficos paisajes, otros cautivan a los visitantes con su carismática arquitectura, pero lo único que tienen en común es que son dignos de ser pintados en un lienzo.
Deià
Situado en la costa noroeste de Mallorca, entre la montaña del Teix y el mar Mediterráneo, Deià es un pintoresco pueblo en la ladera de una colina con mucha clase. Con su ambiente relajado y su encanto rural intacto, se convirtió en un imán para artistas, escritores y músicos a mediados del siglo XX, cuando el renombrado autor inglés Robert Graves se instaló aquí por primera vez.
Hoy en día, las elegantes boutiques y los excelentes restaurantes se alinean en las bonitas calles empedradas, mientras que la historia sigue viva en sus casas de piedra de color miel con brillantes contraventanas verdes.
Las colinas de Deià albergan maravillosas rutas de senderismo, y su pequeña playa de guijarros (Cala Deià) es una joya de piscinas de roca con aguas transparentes de color zafiro.
Valldemossa
Puede que Valldemossa no sea la joya oculta que fue en su día, pero sus serenas calles arboladas y sus callejuelas empedradas repletas de arquitectura tradicional de piedra siguen siendo tan atractivas como siempre. Mires donde mires, las bonitas macetas adornan las paredes, los balcones y las entradas, dando al pueblo un encanto de libro de cuentos.
Encaramado en las colinas boscosas de la Serra de Tramuntana, a 400 metros sobre el nivel del mar, Valldemossa se beneficia de una luz maravillosa y de unas vistas impresionantes del valle circundante, dos ingredientes clave para atraer a pintores y escritores a la zona. El pueblo ha visto su cuota de visitantes y residentes famosos, desde Frédéric Chopin y George Sand, que pasaron un invierno en el monasterio de La Cartoixa, hasta el actor de Hollywood Michael Douglas, que fundó un centro cultural aquí.
Sóller
Sóller, uno de los pueblos más bellos de Mallorca, goza de un magnífico emplazamiento en el corazón del Valle Dorado, rodeado de frondosos bosques e imponentes montañas. Los alrededores son famosos por sus abundantes naranjos y limoneros, una industria que hizo de Sóller el municipio más rico de la isla en el siglo XIX.
En la actualidad, los visitantes acuden a este tradicional pueblo mallorquín, atraídos por su autenticidad y su llamativa arquitectura modernista. Coronando su laberinto de estrechas y sinuosas callejuelas de postal está la plaza Constitució, una hermosa plaza llena de animados cafés y dominada por la imponente iglesia barroca de Sant Bartomeu.
A pocos kilómetros, el Port de Sóller es una relajada localidad costera con playas de arena dorada, restaurantes con ambiente y un pintoresco paseo marítimo que invita a pasear. Un peculiar tranvía de época conecta el pueblo con el Port de Sóller.
Capdepera
Impregnada de historia y tradición, la antigua ciudad amurallada de Capdepera es un lugar encantador para explorar a pie. Al no haber sido tocada por el turismo, ha conseguido mantener su tranquilo encanto tradicional, ofreciendo a los visitantes una visión genuina de la vida cotidiana de los lugareños.
Situado en el extremo noreste de Mallorca, junto a la playa de Cala Ratjada, el pueblo está rodeado de un paisaje ondulado y repleto de hermosa arquitectura histórica cubierta de flores. Su castillo del siglo XIV en la cima de una colina es una de las fortalezas mejor conservadas de la isla.
Fornalutx
Encaramado en las colinas sobre Sóller, Fornalutx ha sido incluido en la «Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España», y no es difícil ver por qué.
Su arquitectura es típicamente mallorquina, con fachadas de piedra arenisca coronadas por tejas rojas y un montón de escaleras empedradas, pasadizos y callejuelas empinadas llenas de flores que se abren a pequeñas plazas. El aire está perfumado con las flores de naranjo y limón de los huertos cercanos, y hay una sensación de romanticismo rústico que impregna todos los rincones de este bonito pueblo de montaña.
Banyalbufar
El principal atractivo de Banyalbufar es su impresionante ubicación en la ladera de la colina, rodeada de campos en terrazas de la época árabe que descienden hasta el mar y que se ven realzados por las gloriosas vistas de la montaña. Por lo demás, el pueblo es un pequeño y adormecido lugar de unas 500 almas, perfecto para disfrutar de unas sabrosas tapas tradicionales o dar un paseo al atardecer por sus bonitas y retorcidas callejuelas. Los maravillosos senderos disponibles en la zona la convierten en una base excelente para los ciclistas y excursionistas que buscan explorar la intacta belleza natural de la isla.
Alcúdia
Encerrado por murallas medievales del siglo XIV, el histórico casco antiguo de Alcúdia es uno de los lugares más atractivos de Mallorca: una magnífica mezcla de estrechas y sinuosas calles, casas de piedra cuidadosamente restauradas y cautivadores restos romanos. El lugar rebosa de carácter y alberga muchas iglesias antiguas, fiestas tradicionales y pintorescas plazas bordeadas de cafés donde puedes sentarte y empaparte del ambiente.
A un par de kilómetros de distancia, encontrarás el Parque Natural de S’Albufera, la mayor zona húmeda de las Baleares, así como el famoso complejo turístico de Port d’Alcudia, con su playa de arena, su elegante puerto deportivo y su animada escena de restaurantes.
Andratx
Con sus imponentes torres de vigilancia, sus pintorescas calles estrechas y su impresionante entorno rural, este auténtico pueblo mallorquín parece un mundo aparte del elegante centro turístico costero de Port d’Andratx, a sólo unos kilómetros de distancia.
Situado en las estribaciones de la sierra de Tramuntana, Andratx es rico en arte, cultura e historia, y cuenta con un puñado de espléndidas iglesias, así como con el mayor centro de arte contemporáneo de las Islas Baleares: el CCA Andratx.
El Puerto de Andratx, que en su día fue un tradicional pueblo de pescadores, es ahora un complejo turístico cosmopolita y con clase, con un puerto deportivo bien equipado y una interesante mezcla de boutiques y restaurantes frente al mar.
Pollença
A unos 6 km más hacia el interior del puerto del mismo nombre, la ciudad de Pollença aún conserva vestigios de su rico pasado: un puente romano del siglo XIV, un castillo árabe y un antiguo convento dominico convertido en museo, por nombrar sólo algunos. Sin embargo, las casas de piedra de color ocre, las delgadas y sinuosas calles y los animados cafés en las aceras son las características de este seductor lugar.
Pollença está escondida en un valle soleado en el extremo norte de la sierra de Tramuntana. Para disfrutar plenamente de su glorioso entorno, sube la famosa escalinata del Calvari, bordeada de cipreses, desde donde las vistas de la bahía y las llanuras circundantes son absolutamente fantásticas.